viernes, 30 de octubre de 2009

Bienaventurados si seguimos a Jesús


Lecturas Domingo 1 de Noviembre: Apoc 7, 2-4.9-14; Sal 23, 1-6; 1Jn 3, 1-3; Mt 4,25-5,12.

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Este domingo se celebra la Solemnidad de Todos los Santos, y en este contexto litúrgico, se nos regala este texto clave en el Evangelio de Mateo: Las bienaventuranzas, al inicio del así llamado Sermón de la montaña, considerado como el corazón del Evangelio. Cada una de las bienaventuranzas es digna de ser analizada y meditada por separado, y se necesita leerlas y releerlas una y otra vez, no sólo para entenderlas, sino también para que su mensaje más profundo vaya calando en nuestro ser, como el rocío de la mañana en la tierra.

Es ciertamente un mensaje de esperanza para todos, especialmente para quienes sufren, y también para los que trabajan por los demás. Notemos que de la segunda a la cuarta bienaventuranza, existe una situación más bien pasiva: los afligidos, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, y que por lo tanto esperan la consolación, la tierra, la justicia; Las tres siguientes bienaventuranzas son situaciones de acción: los misericordiosos, los de corazón limpio, los que trabajan por la paz. Todos ellos tienen una promesa de Jesús a futuro: obtendrán algo en relación a lo que padecen o en relación a lo que hacen.

La primera y la octava bienaventuranza, al comienzo y al final están dirigidas, a los de espíritu de pobre y a los perseguidos por la justicia, son bendecidos al presente, y en las dos ocasiones con la pertenencia al Reino de los Cielos.

Hasta ahi las llamadas "ocho bienaventuranzas" de Jesús, hasta ahí se ha hablado en tercera persona, hasta ahí podríamos ser nosotros, como podrían ser otros. Pero Jesús da un cambio fuerte de lenguaje: "Felices ustedes...(vosotros)", un cambio a segunda persona, se dirige a sus discípulos y a las personas que están junto a él en ese momento, sin duda. Pero también Mateo, quiere hacer presente en su narracción a sus lectores (¡nosotros!), que sufrían insultos y persecucciones, por ser cristianos.

¿Y nosotros?...¿somos perseguidos por ser cristianos?...tal vez en principio no, pero cuando defendemos la Vida, contra el aborto, o cuando defendemos la justicia, especialmente en favor de los pobres y los que son postergados en una sociedad muchas veces egoísta y desigual, la cosa cambia.

Demos gracias a Dios por todos los santos, por todos los que han vivido y siguen viviendo el camino de las bienaventuranzas, el camino de Jesús.

Feliz Domingo.

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