sábado, 10 de octubre de 2009

Vende todo lo que tienes...luego ven y sigueme


Domingo XXVIII Tiempo Ordinario. Lecturas: Sab 7, 7-11; Sal 89, 12-17; Heb 4, 12-13; Mc 10, 17-30.
Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido".
Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia,
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.

Estamos en presencia de un hermoso y conocido trozo del evangelio, que en la versión de Marco, no dice que la persona que se acerca sea un joven, pero que si llega con mucho respeto y reconoce en Jesús a un enviado de Dios, en el signo de arrodillarse frente a él.

Ante la pregunta de este hombre, a qué se debe hacer para obtener la vida eterna, Jesús le responde por así decirlo, sin ninguna novedad: los mandamientos. La respuesta del hombre puede parecer pretenciosa, al decir que todo eso ya lo ha cumplido, pero Jesús ve sinceridad en él y lo mira con cariño. Y sólo aqui estamos frente a la originalidad de seguimiento evangélico: "vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y así tendrás un tesoro en cielo, luego ven y sígueme". Para seguir a Jesús se necesita darlo todo, todas las seguridades, que no solamente son nuestras riquezas materiales, seguir a Jesús radicalmente significa entregarnos por completo a su causa, que es la de los pobres y de los pequeños. Es cierto que esto no es siempre fácil, pero el Señor nos pide siempre dar pasos de entrega y compromiso con él y su evangelio.

También nosotros hoy, como los discípulos podemos quedar desconcertados ante estas palabras de Jesús: "que dificil es entrar en el Reino de los Cielos", y ciertamente lo es, pero Jesús nos promete una vida de bendición en este mundo y la vida eterna, que es aquello que buscaba aquel hombre que se acercó a Jesús.

Es ciertamente un llamado a una vida evangélica para todos los cristianos, pero también a una vida más especificamente de seguimiento de Jesús, como es la vida consagrada. No debemos tener miedo, también hoy de proponer la vida religiosa, el sacerdocio, la vida contemplativa. Consagrar la vida a Dios, llena y plenifica realmente a una persona, en un tiempo de falta de compromisos y de apego a lo material, optar por Dios, el único Absoluto, es realmente una necesidad en la Iglesia y el mundo.

Feliz domingo




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