sábado, 14 de noviembre de 2009

Atentos a la Palabra y al mundo

Lecturas Domingo 15 Noviembre: Dan 12, 1-3; Sal 15, 5.8-11; Heb 10, 11-14.18; Mc 13, 24-32.

En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar,
las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria.
Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.
Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta.
Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.


Este es el último domingo del Tiempo ordinario, antes de la Solemnidad de Cristo Rey, y el inicio, el domingo subsiguiente, del nuevo año litúrgico con el Adviento que prepara la Navidad.


Parte el evangelio con una serie de imágenes, que cómo dice el texto, vienen después de una gran tribulación que se relata en los versículos previos. Son de los signos que podrían dar cierto temor, el sol que oscurece, la luna que ya no brillará, las estrellas que caen. Se puede pensar en un fin de mundo, que Jesús estaría anunciando, sin embargo estas imágenes que el evangelio usa son más bien en relación a los acontecimientos que se narran a continuación en el evangelio de Marco, que comienza en el capítulo 14, con la decisión del Sanedrín de matar a Jesús. Son anuncio de la Pasión y muerte del Señor, y de su resurrección. Por eso cuando el texto dice que "verán al Hijo del hombre que llega", es cierto que tiene también una connotación escatólogica (es decir, sobre el fin de los tiempos), pero es signo de Jesús que resucita vencedor de la muerte.


En un segundo momento Jesús cuenta una pequeña parábola, sobre la higuera y los signos de los tiempos. La higuera es el último en florecer en primavera en Palestina, por eso cuando florece es signo de que está por llegar el verano. La parábola Jesús la cuenta precisamente para decirle a sus discípulos, que deben estar atentos a los signos de los tiempos, así como descubren a partir del florecer de la higuera, la llegada del verano. Así, esta oscuridad anunciada por Jesús es el signo de la Pasión que tendrá en la cruz, es la que se narra en el momento de su muerte como relata el evangelio (15,33), y por eso afirma que no pasará aquella generación sin que todo esto se realice. Todo esto sucederá, pero "mis palabras no desaparecerán", sentencia Jesús al final del texto de este domingo.


Tenemos que estar atentos a la Palabra del Señor, que es viva y eficaz, pero debemos estar atentos también, como el mismo Jesús nos dice, a estar atentos a los signos de los tiempos. Ambas deben ir unidas, analizar las realidades de nuestra vida y de la sociedad a la luz de la Palabra de Dios. No se puede hacer una lectura de la Palabra de Dios intimista y espiritualista, sino que una lectura profunda y encarnada, la Palabra tiene que decirme algo a mí y a mi entorno, que trasforme mi vida y la sociedad.



Feliz Domingo.





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