viernes, 6 de noviembre de 2009

Ella dió más, porque entregó su corazón.


Lecturas Domingo 8 Noviembre: 1Re 17,10-16; Sal 146, 7.8-9.10; Heb 9,24-28; Mc 12, 38-44.

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:

«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»

Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero; muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos monedas de poco valor. Llamando a sus discípulos, les dijo:

«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Jesús se encuentra en Jerusalén con sus discípulos y ha sido acosado de preguntas malintencionadas de los fariseos, saduceos, sacerdotes y escribas. Pero Jesús responde a todos, al punto que nadie más se atrevió a hacerle más preguntas (Mc 12,34). El maestro comienza a enseñar a sus discípulos, de que los escribas buscan los primeros puestos y ser saludados en las plazas, pero que en el fondo es una religiosidad falsa y fingida, que no es grata a Dios.

Lo que se narra a continuación nos enseña precisamente como quiere Jesús a sus discípulos. Jesús se sienta, y observa a la gente que echa sus monedas como ofrenda en el Templo. Entre tantos que echaban mucho, aparece esta mujer: una viuda pobre, que en la tradición bíblica representa a los más pobres y postergados de la sociedad de la época. Mujer, anciana y sola (viuda); son muchos los textos de los profetas del Antiguo Testamento, en donde se habla de hacer justicia a los pobres, en especial a los huerfános y a las viudas, como ejemplo el texto del primer libro de Reyes, de la primera lectura de este domingo (la viuda de Sarepta, y el profeta Elías).

La viuda pobre echa dos monedas, las de más escaso valor monetario. Jesús, llama a sus discípulos y le enseña: "en verdad les digo", ella echo más, porque mientras todos dan de su abundancia, ella dió desde su escasez. Jesús, no mide según los criterios monetarios de este mundo, sino que mide la intención y la pureza del corazón de las personas, la viuda no da a lo mejor una cantidad de dinero grande, pero ha entregado su vida y su corazón, y eso no tiene precio, ni medida. Ella se coloca frente a Dios no desde su abundancia, de su soberbia, sino que se presenta ante Dios con sus carencias, y desde su pobreza.

¿Cómo me presento frente a Dios?, ¿lleno de mí mismo?, ¿ofreciendo a Dios "cosas", para obtener alguna "gracia" de parte de Él?. Porque muchas veces pensamos que debemos ofrecer a Dios cosas, para recibir algo de Él, sin embargo a Dios debemos ofrecer nuestra vida, así como es, con sus debilidades, y riquezas. Frente a Dios, siempre seremos carentes y pobres, y por eso nuestra actitud debe ser de humildad y reverencia. Pero, al mismo tiempo, de confianza y de alegría por su misericordia que llena y plenifica nuestra vida.

Que el Señor Jesús nos enseñe a caminar por el camino de la humildad, y sepamos entregar generosamente nuestro corazón a Dios y a los demás, como la viuda pobre del evangelio.

Feliz Domingo.

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