miércoles, 30 de diciembre de 2009

La Palabra de Dios se hizo carne


Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
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Estamos al comienzo del Cuarto Evangelio, el de Juan, que nos presenta un bello himno cristológico. La liturgia lo coloca en este Tiempo de Navidad y que coincide con el primer domingo del año. Es por lo tanto un buen momento para repensar nuestra vida, y de proyectarla en este año que inicia, a la luz del plan de salvación de Dios para el mundo.

La Palabra estaba junto al Padre, desde siempre. La Palabra es Jesús, que se hace hombre para compartir nuestra vida, es la voluntad de Dios de acercarse para redimir a la humanidad. Jesús viene de la intimidad con su Padre a compartir con nosotros la Vida de Dios. Por eso dice que estaba la Vida en él y con ella la luz, que ilumina la vida de los hombres, de cada uno de nosotros. Al hacerse hombre el Hijo de Dios, no sólo Dios se humaniza, sino que también los seres humanos nos divinizamos, este es el gran misterio de la Navidad, Dios que se hace hombre, para mostrar su proyecto para la humanidad, para reafirmar su amor hacia nosotros y dar dignidad a cada persona. En Jesús tenemos al Hijo de Dios, pero también al hijo del hombre, por eso Jesús es nuestro modelo, porque es lo que Dios quiere de nosotros, por eso somos sus discípulos, por eso nos llamamos cristianos, porque en Él encontramos nuestro maestro y modelo.

Dios se ha hecho carne, es la gran afirmación de este tiempo de Navidad, Dios ha querido hacerse uno de nosotros, para compartir solidariamente nuestra vida, para redimirnos de nuestros pecados, por eso es tan significativo este texto de Juan, que de una manera distinta -"más teológica" tal vez- nos recuerda una vez más el mensaje universal del Amor de Dios por la humanidad, manifestada en el nacimiento del niño Dios en Belén. Jesús, que es la luz del mundo, de quien Juan Bautista dió testimonio, incluso con su propia vida.

Que seamos nosotros de aquellos qeu sí reconocemos al Verbo de Dios, hecho hombre, de aquellos que aceptamos con fe su verdad salvífica, de iluminar nuestra vida. Que seamos capaces de proclamar nuestra fe en el Dios-Amor que ama a la humanidad, enviando a su propio hijo por nosotros.

Un Buen Domingo y feliz año 2010

1 comentario:

  1. Le deseo, de corazón, un venturoso y muy feliz año 2010. Que la sonrisa y la paz de Dios lo acompañen todos los días del nuevo año que ya casi
    estrenamos…

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