sábado, 5 de diciembre de 2009

Preparen el camino al Señor (2ºDomingo Adviento)


Bar 5, 1-9; Sal 125, 1-6; Flp 1, 4-11; Lc 3, 1-6

El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados,
como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos disparejos.
Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
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Segundo domingo de Adviento, es una invitación a la conversión, y que mejor que la figura de Juan Bautista, que nos presenta el evangelio de Lucas.

El evangelio nos sitúa primero en el momento histórico en que aparece en escena Juan Bautista. Nombrando a quienes tenían el poder, tanto político como religioso de la época, esto es significativo porque no es a ellos que llega la Palabra de Dios, que es la única capaz de transformar la vida de una persona. La Palabra de Dios llega a Juan, que está en el desierto. El desierto es el lugar de la vocación, en cambio el rio Jordán es el de la predicación. Juan comienza a recorrer la zona, la Palabra de Dios hace siempre poner en movimiento al que la recibe. La Palabra es viva y eficaz y no nos puede dejar indiferentes. En toda la Biblia, ante la Palabra de Dios y de Jesús, siempre la respuesta, va a ser ponerse en camino.

Juan predicaba un bautismo para el perdón de los pecados. Para que el pueblo se prepare para recibir al Señor. La cita del profeta Isaías, hace precisamente relación a esta preparación: "enderezad los senderos, los pasos tortuosos se arreglarán, las colinas serán rebajadas", es un lenguaje profético que habla de arreglar los caminos por donde el Señor llegará, rebajar aquellas colinas que impiden que Dios se acerque a nuestras vidas. Por eso que con humildad, tenemos que revisar nuestras vidas y preguntarnos cuales son las colinas que debo rebajar, y cuales los caminos que debo arreglar, para que Jesús reine en mí.

Este es precisamente uno de los elementos del Adviento: la conversión. Una preparación al nacimiento de Jesús, a la fiesta cristiana de la Navidad. Es una nueva oportunidad que se nos da para convertirnos a Dios, de acercanos a las raíces de nuestra fe, de ser mejores, de ser mejores cristianos, viviendo nuestra fe en Jesús que nace en Belén.

Feliz domingo

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