miércoles, 10 de marzo de 2010

Sacerdote perdió a su madre, su casa e iglesia, pero sigue ayudando a la comunidad

"No hay que echarle la culpa a Dios... lo del terremoto no es un castigo. Aquí en Curepto lo vemos así y tenemos la esperanza de levantarnos pronto".

Esta mañana conversando con un amigo de Curepto (región del Maule-Chile) me ha contado la historia del párroco de esa localidad. He buscado en internet y encontré lo siguiente. Me parece necesario contar la historia de este hermano sacerdote, en tiempos en que lástimosamente son noticia aquellos otros que han sido un mal ejemplo de vida sacerdotal. P. Carlos aunque no te conozco, cuenta con nuestras oraciones y todo nuestro apoyo.


Así es el espíritu del párroco de "Nuestra Señora del Rosario" de Curepto, Carlos Letelier, quien, pese a experimentar el sismo en una de las zonas más devastadas y perder a su madre, sigue atareado ayudando a su comunidad y haciendo misa.

Oriundo de la misma localidad, la noche anterior pasó como siempre lo hacía por la casa de su madre ubicada a unas cuadras de la suya. "Hasta mañana mamita...", fue lo último que le dijo a su progenitora de 82 años, quien horas más tarde pereció aplastada por las murallas de su casa.

"Fue una sensación de tristeza tan grande, de dolor...", reconoce este religioso que fue ordenado justo hace 14 años y que hace tres se hizo cargo de la parroquia del mismo pueblo que lo vio nacer.

A pocos minutos de ocurrido el terremoto, lo primero que hizo fue correr a la casa de su mamá. Pero constatar su muerte fue sólo el comienzo de su propio vía crucis. Porque también se derrumbaron su casa y la parroquia, tal como el 75% de las construcciones del pueblo.

Entre penumbras y la luna llena poco a poco fue dándose cuenta de lo que pasó: "Fue ver catástrofe, con la caída de las murallas, de la iglesia y luego encontrarse con un pueblo que se había venido a tierra".

Inmediatamente participó en las tareas de rescate y en la tarde se instaló en la plaza del pueblo a hacer la misa, como todos los sábados. Lo que repitió a partir de allí tanto para dar apoyo espiritual a la población como para despedir a su madre y, el lunes, a una niñita que también murió en la tragedia.

"Tenemos la esperanza de ponernos de pie. Nuestro ánimo es seguir adelante, caminando juntos y fortalecernos con la ayuda de Dios", plantea.

Para eso pide que la gente ayude al pueblo, especialmente en materia de techos y mediaguas: "Las grandes necesidades son materiales de construcción, zinc, mediaguas y nylon por si viene alguna lluvia. Porque es la vivienda la que se cayó".

Evita hablar mucho de su pena personal. "Ya habrá tiempo para llorar", dice, con voz entera.

(FUENTE:http://mauriciobertero.espacioblog.com/post/2010/03/07/h-roes-an-nimos-nueve-historias-revelan-otro-lado-la)

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