miércoles, 15 de diciembre de 2010

María y José abiertos a la acción de Dios en sus vidas




Evangelio según San Mateo 1,18-24.

Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".

Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
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El evangelio de Mateo correspondiente a este cuarto domingo de Adviento nos presenta el origen de Jesucristo, que está marcado por la presencia del Espíritu Santo en todo el bello relato evangélico de la concepción de Jesús, es un texto en que el Espíritu Santo se transforma en protagonista en las vidas de dos jóvenes, sinceros, humildes y justos, que están dispuestos a abrir sus vidas a la presencia de Dios en sus vidas, a favor de su pueblo.


La primera que aparece en escena es María, la madre del Señor que estando comprometida con José, queda encinta por obra del Espíritu Santo, cuando todavía no vivía junto a José. El relato mateano se diferencia del de Lucas, en su sobriedad y extensión, presenta la situación a la que se ven enfrentados la joven pareja de novios. Ella ha quedado embarazada, antes que viviera con su futuro esposo, pero José que era un hombre justo, no la quiere denunciar para evitarle la humillación pública de estos casos -¡cuanto estaba enamorado José de María!- sin embargo nuevamente hay una intervención divina, por medio del Ángel del Señor que aclarará toda las dudas de José, éste en sueños lo invita a no temer y a confiar en Dios, aceptando la criatura que ha sido concebida por obra y Gracia del Espíritu Santo en María: Jesús el Salvador de su pueblo.


Jesús es el Hijo de Dios, que es enviado para salvar a su pueblo de todos los pecados, Áquel que viene a cumplir las palabras del profeta, de la Virgen que dará a luz un hijo (Isaías 7,10-14), a quien llamarán Emmanuel. Jesús es el Emmanuel, es decir, “el Dios con nosotros”. Porque Dios quiere habitar en medio nuestro, para salvarnos y por eso ha querido entrar en nuestra historia haciéndose carne en María, en una tierra y en medio de un pueblo concreto y desde ahí salvar a toda la humanidad. La humilde aceptación de María y José de la voluntad de Dios en sus vidas permitieron a toda la humanidad gozar de la Redención que se ha manifestado en Jesucristo.


Que también nosotros estemos siempre dispuestos a escuchar la voz de Dios y a descubrir la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, así como lo hicieron María y José. Que seamos siempre discípulos y misioneros de Cristo Jesús, con el corazón siempre disponible a amar a nuestros semejantes así como Él lo hizo.

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Quiero aprovechar de dar gracias a Dios por el nombramiento como Arzobispo de Santiago de Chile de Monseñor Ricardo Ezzati Andrello (salesiano), quien fuera obispo de nuestra diócesis de Valdivia, y para quien pedimos el don de la sabiduría y prudencia para esta nueva misión que le encomienda la Iglesia. Muchas felicidades don Ricardo.

1 comentario:

  1. Gracias por su compartir que el Señor lo bendiga siempre y bendiga a vuestro obispo y haga de el un buen pastor unidos en oración y un abrazo en cristo Jesús

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