miércoles, 9 de febrero de 2011

Jesús hombre libre


Eclo 15,15-20; Sal 119(118),1-2.4-5.17-18.33-34; 1Cor 2,6-10; Mt 5,17-37.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos. Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
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La lectura del evangelio de Mateo de este domingo, continúa el “Sermón del Monte”, que hemos comenzado hace un par de semanas con las bienaventuranzas. Jesús sale al paso a los que estaban preocupados por la Ley de Moisés, que sentían amenazada por la predicación de Jesús. Por eso que comienza diciendo que él no ha venido a abolir ni la Ley, ni los profetas, sino que a darle cumplimiento. A partir de éste principio debemos interpretar todo el texto y la palabra de Jesús, de la relación con el Reino de los Cielos que existe entre el cumplimiento o no de la Ley.


En el evangelio de hoy son cuatro los temas que Jesús saca a colación: el homicidio, el adulterio, el divorcio y el juramento. Cada una parte con un recordatorio de lo que se dijo a los antiguos, y lo que Jesús dice con respecto a cada uno de estas temáticas, veamoslas una a una.

Con respecto al homicidio, que según la Ley, debían ser puestos ante el tribunal, Jesús va más allá, no solamente va a las situaciones límites, sino que toma en consideración la vida cotidiana, así el que insulta a su hermano o daña su dignidad, de alguna manera lo mata. Es un llamado a respetar siempre la vida de los demás. El Señor Jesús lo relaciona con el culto sincero.


En el caso del adulterio, Jesús también profundiza y va más allá, afirma que hay un adulterio del corazón, sobretodo cuando existe una intencionalidad de daño al prójimo. Nos enseña a ser más transparentes en nuestras relaciones, a cultivar un estilo de vida más sano de vivir con nuestros semejantes.


El tercer tema es el divorcio, donde Jesús también va más allá de lo dicho en la Ley mosaica, ya que va a la intención primera del proyecto divino. La practica del tiempo de Jesús dejaba a la mujer desprotegida, en cambio él vela por la igualdad de los conyúges, evitando cualquier tipo de injusticia contra la mujer.


Finalmente el evangelio hace alusión a el juramento, y de no jurar en el nombre de Dios en vano, esto debe ser entendido como un modelo de acción en la vida, una invitación a ser siempre claros y transparentes en lo que hacemos y decimos, sin necesidad de tener que “jurar” nombrando a Dios.


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