martes, 27 de septiembre de 2011

Cumplir la voluntad del Padre


Evangelio según San Mateo 21,28-32.

"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'. El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.

¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.
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¿En qué consiste cumplir la voluntad de Dios?, para el creyente es una pregunta que nos hacemos cuando debemos discernir antes de tomar una decisión importante o las pequeñas opciones de cada día. La parábola que Jesús cuenta en el evangelio de este domingo, un hombre que tenia una viña manda a sus hijos a trabajar a ella, el primero dice que no quiere ir, pero luego lo piensa mejor, se arrepiente de su primera decisión y va a trabajar. El segundo, en cambio inmediatamente responde. “sí, señor”, pero luego no va. Es curioso que éste segundo le diga “señor”, y sin embargo no vaya, su relación era más de siervo que de hijo. En cambio el otro se arrepiente, repiensa su respuesta, siente pesar y cambia de idea. La pregunta de Jesús: ¿quién cumplió la voluntad de su padre?, es retórica, es decir que tiene una respuesta unívoca, el primero de los hijos es el que cumple la voluntad de su padre.

La palabra se hace verdadera, cuando se hace eficaz en los hechos, cuando ésta se cumple. ¿cuántas promesas incumplidas?, ¿cuánta desconfianza existe entre nosotros?. Por eso el que cumple no es el que dice que sí, sino que aquel que finalmente hace la voluntad del padre.

Aquel que se arrepiente y reconsidera las cosas, es capaz de cambiar y dar un vuelco a su vida, en cambio aquel que sólo queda en el discurso, pero no hace lo que dice. Debemos ser personas consecuentes, más aún en una sociedad en que la credibilidad en las instituciones y personas públicas se hace cada vez mayor. La última frase de Jesús en el texto de hoy es fuerte: “los publicanos (pecadores públicos) y las prostitutas llegan antes que ustedes al reino de Dios”, no porque sean mejores, sino porque a pesar de su pecado son capaces de arrepentirse y enmendar su camino. Que cada uno de nosotros sepamos dar valor a nuestra palabra y de arrepentirnos y cambiar aquello que nos aleja de la voluntad de Dios.


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