El Papa Francisco, ha mandado citar a los obispos chilenos a Roma,
para dar cuenta y aclarar los graves problemas de abusos y encubrimiento, pero
también, junto con ellos, buscar caminos de diálogo y recuperación de la
confianza perdida. En este día de la Ascensión del Señor, no queremos quedarnos
“mirando el Cielo”, como los apóstoles, sino ser proactivos con lo que ocurre
en la vida de la Iglesia. Jesús les envía a que vayan por todo el mundo y
anuncien el evangelio a toda la creación (Mc 16, 15-20). Ellos fueron y el
Señor los asistía y confirmaba su palabra con signos que los acompañaban.
La Iglesia, ha perdido ese vigor misionero de la primera hora, y
hoy se ve empantanada en sus propios errores y confusiones. Sin embargo,
creemos que la asistencia del Espíritu Santo sigue plenamente en ella. El Papa
ha dado una señal muy grande al pedir perdón y en escuchar y creer en las
víctimas. No debe ser un tiempo solamente de hacer cambios episcopales (que son
necesarios), sino que de volver al espíritu del Concilio Vaticano II
(1962-1965), de pensar y vivir la Iglesia como Pueblo de Dios.
En nuestro particular contexto eclesial en Valdivia, sin un obispo
propio, debemos no solamente pedir por su pronto nombramiento, sino que los
católicos sentirnos parte también en este discernimiento comunitario. Nuestro
Administrador Apostólico nos ha planteado una pregunta sobre esto: ¿qué
cualidades o características más importantes debería tener el futuro obispo de
Valdivia?. Que el Señor ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la
esperanza a la que hemos sido llamados (cf. Ef. 1,18).
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