“¡Este
es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en Él!”, con toda la
Iglesia celebramos la Pascua de Resurrección de Jesucristo, el núcleo central
de la fe cristiana. Entre tantas devociones, convicciones y opciones del
cristianismo, a veces se nos pierde aquello que es el centro de nuestra fe: la
Resurrección. Así como lo leemos en el primer anuncio de san Pedro (Hechos 10,
34.,37-43): Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, estaba con Él,
y cuando lo mataron, Dios lo resucitó, de manera que creyendo en Él obtengamos
el perdón de los pecados.
La
semana santa, y este domingo de resurrección, no es sólo un recuerdo de algo
que pasó, para los que creemos en Cristo y confesamos su Nombre, significa mucho
más. Nosotros hemos resucitado con Cristo (a través del bautismo), y vivimos
una vida nueva, vivimos en Cristo, porque creemos que Jesús vive.
Cuando
María Magdalena descubre el sepulcro vacío corre donde los discípulos para
contarles lo sucedido, también Pedro y el otro discípulo corren hacia el
sepulcro, es la urgencia por el anuncio
del mensaje de la fe. El discípulo amado al entrar al sepulcro -dice el texto- “vió y creyó” (Juan 20,1-9).
Es sólo desde la perspectiva del Amor cuando realmente creemos, cuando somos
capaces de ver con los ojos de la fe. El discípulo amado y María Magdalena
representan, junto a Pedro a la primera comunidad creyente, que se encuentra
con el Resucitado, nos representan también a nosotros: comunidad de creyentes
de hoy que con sinceridad de corazón tratamos de vivir y ser testimonios de
Cristo resucitado.
Feliz Pascua.
Compartimos la dicha de la Resurrección del Señor Jesús, que es también la nuestra. Gracias a Dios Padre por otorgarnos el regalo de morir al hombre viejo y resucitar en el nuevo, con los ojos y el corazón puestos en el encuentro con Él.
ResponderEliminarAmen,
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