Evangelio según San Marcos 6,7-13.
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
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Desde la última
Asamblea de obispos de América latina y el caribe, el año 2007 en Aparecida
(Brasil), en la Iglesia se viene hablando y ejecutando el tema de la misión,
expresada ésta como misión continental y en específico en nuestra diócesis,
como misión territorial primero y como misión ambiental este año.
Nos podemos
preguntar: ¿cuál es el afán de la Iglesia por este tema de la misión?, ¿a qué
viene esta novedad?. A decir verdad, no es un afán nuevo de la Iglesia, sino
que es un elemento constitutivo de ella misma. La Iglesia es portadora del
mensaje de Jesús que debe anunciarlo a todo el mundo. La Iglesia no vive para
sí misma, sino como instrumento y signo de Reino de Dios en medio de la
humanidad, y por eso el objetivo desde Aparecida es llegar a un estado de
misión permanente en la Iglesia.
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