jueves, 28 de octubre de 2010

Zaqueo: El Amor de Jesús sin prejuicios




Evangelio según San Lucas 19,1-10.

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
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Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
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Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
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Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
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El evangelio de Lucas en particular es uno que nos muestra los contrastes entre la riqueza y la pobreza, entre ricos y pobres: Magnificat (1,46-56), bienaventuranzas, (6,20-26), pobre Lázaro y el rico (16,19-31), el rico necio que acumula sus riquezas (12,16-21), entre otros textos. Sin embargo esto no significa, una condena, ni una imposibilidad del Reino de Dios para los ricos, es cierto que a propósito del hombre rico que no quizo deshacerse de sus riquezas dirá Jesús: " es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios".(18,25) Pero esto sí puede suceder porque para Dios todo es posible (1,37; 18,27).

Como podemos observar hemos dividido el texto en cuatro partes: la primera nos sitúa geográficamente en Jericó, donde Jesús entra en su camino hacia Jerusalén y nos presenta a nuestro personaje: Zaqueo, recaudador de impuestos y rico. Este hombre de mala fama entre los judíos por prestar servicios a los romanos y más encima por hacerse rico a costa de los impuestos cobrados a los pobres. Pero Zaqueo quiere conocer a Jesús, no se encierra en sus riquezas como el rico de la parábola del pobre Lázaro o el que amontonaba sus riquezas en sus graneros. Sale de sí mismo y de su casa, supera sus propias limitaciones (ser pequeño), y sin importarle la opinión de los demás se sube a un árbol para poder ver a Jesús. Las actitudes de Zaqueo son de búsqueda y de confianza en la misericordia de Jesús.

La segunda parte nos muestra una primera actitud y palabra de Jesús (en rojo). El maestro alza la vista y lo mira, una vez más la mirada del Señor es capaz de transformar una vida por completo, es el encuentro profundo con Jesucristo. La entrada de Jesús en la casa de Zaqueo será para éste motivo de gran alegría y conversión. Ni los ricos, ni nadie están excluídos del reino de Dios, si no están esclavizados por sus riquezas y abren sus puertas y su corazón a Dios.

Precisamente en la tercera parte, vemos en detalle las actitudes de Zaqueo, y de quienes presenciaban la escena, ante la decisión de Jesús. Unos escandalizados de que el Maestro entrara a hospedarse en casa de un pecador reconocido. Y Lázaro que feliz de encontrarse con Jesús se convierte, y su conversión está llena de signos concretos: "la mitad de sus bienes a los pobres (caridad) y a quien he defraudado le devolveré cuatro veces más" (justicia). Para él encontrarse con Jesús significa cambiar su vida, retomando la senda de la justicia y del amor. Jesús no le exige más que lo que la Ley de Moisés exige: devolver cuatro veces en caso de fraude, sin embargo el mismo toma la iniciativa de entregar la mitad de sus bienes a los pobres: Jesús con su acogida y su ternura le ha cambiado su vida. Zaqueo le ha abierto la puerta al pobre representado en Jesús (no como áquel rico que no vió a Lázaro) no se ha quedado encerrado en sus riquezas, sino que se ha hecho solidario con la suerte de sus hermanos.

La cuarta y última parte, vuelve nuevamente a la palabra de Jesús (en rojo), quien sentencia todos los acontecimientos diciendo que también Zaqueo merecía ser visitado y acogido, en contra de quienes murmuraban y no creían (ni querían) en que pudiera convertirse, porque también éste es hijo de Abrahám, es decir hijo de la promesa y de la fe. Jesús ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.










2 comentarios:

  1. Gracias por sus reflexiónsiento que todos somos ese zaqueo que Señor invita a bajar y esa invitación nos la hace en cada comunión donde ÉL entra en nuestra casa y donde cada vez ocurre el milagro de la salvación un saludo en Cristo Jésús

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  2. Gracias por su visita padre que el Señor lo bendiga y tenga un FELIZ DIA DE TODOS LOS SANTOS y que Señor haga de usted un santo sacerdoteunidos en oración yun abrazo en cristo Jesús gracias

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