miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cristo, un rey de un estilo diferente


Evangelio según San Lucas 23,35-43.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".

Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?. Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".

El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".
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En la solemnidad de Jesucristo rey del universo, y con la que culmina el año litúrgico (año C: Lucas), la liturgia nos muestra a Jesús en la cruz. Es paradójico que sea precisamente en el contexto de esta festividad de Cristo rey que se coloque el evangelio de Jesús muriendo en la cruz, pero viéndolo desde lo profundo del evangelio tiene mucho sentido, veamos por qué.

Titulamos este comentario: "Cristo, un rey de un estilo diferente", precisamente por eso. se entiende reino con cruz. Cuando escuchamos hablar de rey, o reinos y familias reales, tenemos en mente ciertos paradigmas humanos de que es un rey y un reino, y muchas veces se ha pensado e incluso el arte religioso lo ha querido mostrar de esa forma, un Cristo con corona, en un trono como los poderosos de este mundo. Basta con escribir "Cristo rey" en el buscador de imágenes por internet, para descubrir como la iconografía cristiana ha ilustrado con rasgos mundanos el reinado de Cristo. Es interesante la ilustración que hemos colocado al inicio de este comentario, una persona que prepara un trono con todas las comodidades para el Señor, y un Jesús caminante, que sonriente trae su cruz en los hombros, como para indicarnos que tipo de reinado es el de Dios.

La lectura del evangelio de la crucificción del Señor no puede ser mejor para mostrar con claridad, que como responde Jesús a Pilatos "mi reino no es de este mundo", no significa que sea solamente de otra dimensión, sino que siendo un reino que se vive ahora y entre nosotros, no tiene las mismas características de los reyes mundanos que mueren y pasan y que sus cuerpos se corrompen (cf. conversión de san Francisco de Borja, ante la muerte de la reina a quien servía). El reino de Jesús es el reino que se basa en la cruz, en la derrota frente a la fuerza de los reyes de este mundo, de los soberbios y prepotentes que se burlan del Señor, de todos quienes aún se burlan de Jesús, incluso dentro de la propia de la Iglesia cuando buscan los "primeros puestos", el poder y cargos, mientras los discípulos de Jesús busquen privilegios mundanos, o se sientan tan aliados y "casados" con los reyes de este mundo que no sean capaces de denunciarlos en las injusticias que cometen, esteremos curcuficándolo en la cruz de la injusticia.

El reino de Jesús, es el reino que desde la cruz puede todavía derrochar misericordia y perdón, como aquel malhechor que sufriendo como él, reprende a su compañero que también se burlaba de Jesús y reconoce el reino de Dios, y a Jesús como el enviado de Dios. Porque Dios reina cuando somos capaces de descubrirlo en nuestras vidas, por más sufridas y humildes que estas sean, el reino de Dios es abrir el corazón con la confianza infinita en su Amor transformador y liberador.

Buena fiesta de Cristo rey






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