miércoles, 8 de diciembre de 2010

La Buena Noticia es anunciada a los pobres


Evangelio según San Mateo 11,2-11.

Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".

Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".

Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
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En este tercer domingo de Adviento la liturgia nos propone un texto del evangelio de Mateo, en el que reaparece Juan el Bautista, éste ha escuchado comentarios sobre lo que Jesús hace y enseña, pero quiere tener plena seguridad de que él es el mesías esperado, de ahí la razón de su pregunta: ¿eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?. A pesar de lo que se dice de Jesús, aún Juan no se ve convencido del mesianismo de Jesús. ¿Qué signos y obras espera Juan?. ¿Qué esperamos nosotros del enviado de Dios?.

La respuesta de Jesús a los mensajeros de Juan, no es un sí ni un no, sino que es una respuesta basada en las obras que el hijo de Dios realiza, y de las cuales ellos y toda la muchedumbre son testigos. Por eso el Señor no les dice vayan y diganle a Juan esto y lo otro, sino que los hace testigos de él: “vayan a contar a Juan lo que oyen y ven”, es decir, la respuesta a las interrogantes del Bautista sus propios mensajeros las pueden ver y oír y eso deben testimoniar a Juan y a todos aquellos que necesiten saberlo. ¿Y qué es lo que han visto y oído los enviados de Juan?: “los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena noticia es anunciada a los pobres”. Estos son las señales que responden a las dudas de Juan Bautista, las obras que realiza y el mensaje que anuncia Jesús, son la prueba más grande de que Él es el debía venir.

Culmina el texto dominical, con un elogio de Jesús con respecto a Juan Bautista, resaltando su austera forma de vida, y la importancia de su misión de ser el precursor del mismo Cristo, preparando el camino del Señor, sin embargo y a pesar de todo eso “el más pequeño en el reino de los cielos, es más grande que él”, para indicarnos lo incalculablemente valioso que significa obtener el Reino que nos ofrece Jesús.

Que sepamos también nosotros hoy descubrir los signos del amor de Dios en nuestro mundo, en la creación, la familia, los amigos, nuestra comunidad y en los sacramentos, instrumentos de la Gracia Divina que se nos regalan en la Iglesia para nuestra salvación, de manera de acoger la Buena noticia del Señor con un corazón humilde y agradecido.


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