viernes, 23 de diciembre de 2011

La Palabra se hizo carne


Evangelio según San Juan 1,1-18.

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.

Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
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Este domingo coincide con el día de Navidad, una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico de la Iglesia. El nacimiento del Hijo de Dios, es para los creyentes un acontecimiento de una gran relevancia. Es la encarnación del Hijo de Dios, en la persona de Jesús. ¿Qué significa esto?. Que el Señor se hace carne como uno de nosotros, para compartir nuestra vida, nuestras alegrías y tristezas, nuestros gozos y esperanzas. Es un día de mucha alegría por esta misma razón, el saber que es Dios quien se ha querido acercar a nosotros por pura iniciativa suya y por amor, nos llena el alma de gozo.

Por cierto que esto pasa, desgraciadamente, a segundo plano en las celebraciones actuales de la Navidad, donde otros son los protagonistas y otras las prioridades. El sentido primero de la Navidad, no es siquiera el compartir y regalar a los niños, lo cual ya es muy positivo, sino que todo esto que hacemos, lo hacemos por una razón más profunda que es el recuerdo del nacimiento de Jesús.

Como nos recuerda el texto de este domingo de Navidad, el Verbo de Dios está desde siempre, porque es la palabra creadora del Padre, y esta Palabra se hizo carne para habitar entre nosotros, y por esto el mensaje de Jesucristo, contenido en los Evangelios no es una palabra cualquiera, ni siquiera de un profeta o un apóstol, es la Palabra hecha carne, es la Buena noticia de salvación anunciada a los pastores el día del nacimiento de Jesús, como relataba el evangelio de Lucas, en el texto de la Noche de Navidad. Toda la humanidad canta de alegría porque nos ha nacido un Salvador, en el humilde pesebre de Belén. Feliz Navidad a todos.

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