En este día los cristianos celebramos la fiesta del Domingo de Ramos, que recuerda la entrada de Jesús a la ciudad santa de Jerusalén, en medio de la alabanzas de muchas personas que lo seguían entusiasmados por los milagros y las palabras de Jesús. Sin embargo, sabemos que a los pocos días será tomado preso, condenado y crucificado por las autoridades religiosas y políticas de la época, con la aprobación e indiferencia del pueblo que no salió en su defensa.
Nos podemos preguntar: estos hechos pasados y relatados en el Nuevo Testamento, ¿qué nos dicen a nosotros hoy día?, ¿es sólo un recuerdo de un hecho pasado?, ¿es sólo un acto de devoción?, ¿un día para obtener el ramo bendecido para tener durante el año?.
Recordar los hechos de Jesús, es más que un simple recuerdo, es un hacer presente al Señor Resucitado en medio de su pueblo hoy, es alabarlo una vez más y cada día por su vida y su Evangelio, por salvarnos. La Iglesia una vez más saldrá a la calle con los ramos por ciudades y campos cantando como los habitantes de Jerusalén: ”Hossana en el Cielo, bendito el que viene en nombre del Señor”, como manifestación de nuestra fe.
Comienza con esta celebración la Semana Santa, actualizando la memoria de la muerte y Resurrección de Jesús, y por lo tanto del fundamento de nuestra fe y de la Iglesia, que sigue a su Señor y al mensaje de su Evangelio. Que sea éste un tiempo de purificación, de perdón y de resurrección también para nuestra Iglesia, que salga renovada y camine por los senderos humildes de la verdad y de la justicia de su Maestro.
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