jueves, 17 de septiembre de 2009

El que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos


Lecturas Domingo 20 septiembre: Sab 2,12. 17-20; Sal 53, 3-6.8; Sant 3,16-4,3; Mc 9,30-37.

En el evangelio de este domingo nuevamente Jesús anuncia su Pasión a sus discípulos, mientras iban de camino, pero ellos no comprendían y temen preguntar. Ellos discuten por el camino, quién es el mayor entre ellos. Jesús les enseña, colocando a un niño en el centro, quién tiene la primacía en la comunidad cristiana. Analizemos nuestro texto.

Lo primero que quisiera hacer notar es sobre el caminar: Jesús camina con sus discípulos, y los discípulos caminan con él, la metáfora del caminar es un referencia a no quedarse detenidos en las propias ideas, posiciones, en lo que se ha hecho, sino a ser disponibles, a ser permanentes buscadores de Jesús, a seguirlo y dejarse guiar por él. Este caminar es tipico del evangelista Marcos.

Lo segundo que me parece interesante, es este no comprender de los discípulos. Que va en la misma línea del evangelio de la semana pasada, cuando Pedro no quería aceptar la cruz en el seguimiento de Cristo. Aquí los discípulos no comprenden, y temían preguntarle. Preguntar, no es solamente para entender más, sino que es un signo de humildad, él que pregunta da un paso de humildad, porque se muestra necesitado de otro, que le debe explicar. Esto también es válido en la oración que debe ser siempre humilde, y que debe tener esa valentía de pedir siempre la presencia del Espíritu que guía nuestra vida.

Lo tercero es el diálogo que comienza, cuando llegan a Cafarnaúm, en el versículo 33: "¿qué discutían en el camino?". Ellos discutían sobre quién era el primero. Es la tentación del poder, del autoritarismo, que tantas veces está en nuestras comunidades, en sus ministros y fieles. Que puede manifestarse de muchas maneras, y que en el fondo, es ponerse uno mismo en el centro, y no a Jesús, ni a los demás. Jesús dice que para ser primero en la comunidad cristiana, debemos hacernos servidores de los demás, como él mismo, que ha venido a servir y no a ser servido.

Jesús coloca a un niño en medio de sus discípulos, como símbolo de su misma presencia, "quien acoge a un niño como éste, a mí me acoge". En la lengua aramea, que Jesús hablaba con sus discípulos, "servidor" y "niño" son vocablos que se equivalen y que se pueden intercambiar. Es decir, nos enseña que al servir debemos ser como niños (no infantiles), sino en el sentido de simplicidad, de verdad y de pureza de intenciones.

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