Lecturas: Dt 26,4-10; Sal 91(90),1-2.10-11.12-13.14-15; Rom 10, 8-13; Lc 4, 1-13
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto,
donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.
El demonio le dijo entonces: "Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan".
Pero Jesús le respondió: "Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan".
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra
y le dijo: "Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo,
porque está escrito: El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden.
Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
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donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.
El demonio le dijo entonces: "Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan".
Pero Jesús le respondió: "Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan".
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra
y le dijo: "Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo,
porque está escrito: El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden.
Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
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El miercoles recién pasado comenzó el tiempo de Cuaresma, y en este primer domingo de este tiempo de preparación a la semana santa, se nos ofrece el evangelio que nos relatan las tentaciones al inicio del ministerio de Jesús, según san Lucas.
El texto se ubica inmediatamente después del bautismo que Jesús ha recibido de Juan Bautista, y por eso comienza nuestro texto diciendo que "estaba lleno del Espíritu Santo", y acto seguido dice que es el mismo Espíritu que lo conduce al desierto. Jesús, es el hombre del Espíritu, existe una íntima solidaridad entre él y el Espíritu Santo. Este es un dato clave para entender como Jesús enfrenta y vence las tentaciones del diablo.
Por tres veces el diablo busca tentar la fidelidad de Jesús al proyecto de salvación del Padre. La primera es la tentación del alimento, así como el pueblo de Israel en el desierto tuvo hambre, también nos narra Lucas, Jesús pasó hambre en el desierto. Es aquí donde entra el diablo y lo tienta por primera vez, pero Jesús citando la Escritura vence esta tentación. Esta tentación también tiene relación con el tipo de Mesías que Jesús quiere ser, no uno que trabaja para sí mismo, sino que es un Mesías para los demás, solidario.
La segunda tentación, es la del poder. El diablo dice ser el dueño de este mundo, Jesús viene precisamente, con su redención a liberarnos de este dominio, su opción es justamente la de ser libre. La opción de Dios es de libertad. Una vez más responde con la Escritura:"Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
En la tercera tentación, será el diablo quien buscará tentar a Jesús tomando la Escritura (el salmo 90,11-12 que se lee en la Misa de este domingo). Es la tentación de la fama y el éxito fácil. Jesús no busca esto, ni es este el camino del cristiano.
Jesús nos muestra un camino, no sólo para esta cuaresma, sino para toda nuestra vida de cristianos, caminar con él y como él, guiados por el Espíritu. Es en la humildad y el servicio, y no en la ostentación de poder, donde se realiza el Reino y la transformación del mundo. El poder humano se debe realizar en la humildad y el servicio, y nunca podrá suplirlos.
Buen Domingo y una santa Cuaresma
El texto se ubica inmediatamente después del bautismo que Jesús ha recibido de Juan Bautista, y por eso comienza nuestro texto diciendo que "estaba lleno del Espíritu Santo", y acto seguido dice que es el mismo Espíritu que lo conduce al desierto. Jesús, es el hombre del Espíritu, existe una íntima solidaridad entre él y el Espíritu Santo. Este es un dato clave para entender como Jesús enfrenta y vence las tentaciones del diablo.
Por tres veces el diablo busca tentar la fidelidad de Jesús al proyecto de salvación del Padre. La primera es la tentación del alimento, así como el pueblo de Israel en el desierto tuvo hambre, también nos narra Lucas, Jesús pasó hambre en el desierto. Es aquí donde entra el diablo y lo tienta por primera vez, pero Jesús citando la Escritura vence esta tentación. Esta tentación también tiene relación con el tipo de Mesías que Jesús quiere ser, no uno que trabaja para sí mismo, sino que es un Mesías para los demás, solidario.
La segunda tentación, es la del poder. El diablo dice ser el dueño de este mundo, Jesús viene precisamente, con su redención a liberarnos de este dominio, su opción es justamente la de ser libre. La opción de Dios es de libertad. Una vez más responde con la Escritura:"Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
En la tercera tentación, será el diablo quien buscará tentar a Jesús tomando la Escritura (el salmo 90,11-12 que se lee en la Misa de este domingo). Es la tentación de la fama y el éxito fácil. Jesús no busca esto, ni es este el camino del cristiano.
Jesús nos muestra un camino, no sólo para esta cuaresma, sino para toda nuestra vida de cristianos, caminar con él y como él, guiados por el Espíritu. Es en la humildad y el servicio, y no en la ostentación de poder, donde se realiza el Reino y la transformación del mundo. El poder humano se debe realizar en la humildad y el servicio, y nunca podrá suplirlos.
Buen Domingo y una santa Cuaresma
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