Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
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Comienza hoy un nuevo año litúrgico, con el comienzo del Adviento que nos prepara en cuatro domingos a la Navidad de Jesús. Se inicia un nuevo ciclo dominical el Ciclo A, que tendrá al evangelio de Mateo, principalmente en los domingos del año. El tiempo de Adviento es un tiempo de preparación a la venida del Señor y por eso los textos de estos domingos serán en esa línea.
El evangelio de este domingo primero de Adviento, lo podemos dividir en dos partes: Primero, el Señor que anuncia a sus discípulos como será la venida segunda del Hijo del hombre, haciendo una comparación con el tiempo de Noé y del diluvio, en ese tiempo la gente hacía su vida normalmente, pero a espaldas de Dios y es así como les sobreviene el diluvio. Así mismo dirá Jesús sucederá al final de los tiempos, uno será llevado y el otro no. Hasta aquí tenemos un texto bastante duro y amenazador, que pareciera contraponerse a todo el mensaje de misericordia, paz y perdón de Jesús. Pero olvidamos que el evangelio es un mensaje exigente, precisamente porque la misericordia, la paz, el amor y el perdón son exigentes, y requieren de cristianos fuertes y convencidos de su fe en Jesucristo, si lo leemos desde ese punto de vista pierde ese carácter catastrófico y amenzante.
La segunda parte clarifica aún más lo que venimos diciendo, el mismo Jesús va a decir que se debe estar prevenido, porque no sabemos cuando será el día del Señor. No es lo mismo estar prevenidos que estar amenazados, desde una visión sana de nuestra fe podemos entender esta espera del Señor Jesús, no como una peligrosa amenaza de condena a nuestras vidas, sino como una hermosa oportunidad que nos regala Dios para preparnos a su venida, y para eso la Iglesia, que es signo del amor de Dios en el mundo, nos entrega un camino de conversión y preparación para recibir a Jesús que viene: los sacramentos, la liturgia y la oración.
Este tiempo de Adviento es precisamente un regalo del Señor, por medio de la Iglesia para prepararnos bien a la Navidad, pero no solamente para esta importante solemnidad, sino para todas las venidas del Señor. El Señor siempre viene en los acontecimientos de nuestras vidas, sepamos estar atentos y preparados a los signos de los tiempos, por los que Dios nos habla.
Buen domingo y buen Adviento
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
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Comienza hoy un nuevo año litúrgico, con el comienzo del Adviento que nos prepara en cuatro domingos a la Navidad de Jesús. Se inicia un nuevo ciclo dominical el Ciclo A, que tendrá al evangelio de Mateo, principalmente en los domingos del año. El tiempo de Adviento es un tiempo de preparación a la venida del Señor y por eso los textos de estos domingos serán en esa línea.
El evangelio de este domingo primero de Adviento, lo podemos dividir en dos partes: Primero, el Señor que anuncia a sus discípulos como será la venida segunda del Hijo del hombre, haciendo una comparación con el tiempo de Noé y del diluvio, en ese tiempo la gente hacía su vida normalmente, pero a espaldas de Dios y es así como les sobreviene el diluvio. Así mismo dirá Jesús sucederá al final de los tiempos, uno será llevado y el otro no. Hasta aquí tenemos un texto bastante duro y amenazador, que pareciera contraponerse a todo el mensaje de misericordia, paz y perdón de Jesús. Pero olvidamos que el evangelio es un mensaje exigente, precisamente porque la misericordia, la paz, el amor y el perdón son exigentes, y requieren de cristianos fuertes y convencidos de su fe en Jesucristo, si lo leemos desde ese punto de vista pierde ese carácter catastrófico y amenzante.
La segunda parte clarifica aún más lo que venimos diciendo, el mismo Jesús va a decir que se debe estar prevenido, porque no sabemos cuando será el día del Señor. No es lo mismo estar prevenidos que estar amenazados, desde una visión sana de nuestra fe podemos entender esta espera del Señor Jesús, no como una peligrosa amenaza de condena a nuestras vidas, sino como una hermosa oportunidad que nos regala Dios para preparnos a su venida, y para eso la Iglesia, que es signo del amor de Dios en el mundo, nos entrega un camino de conversión y preparación para recibir a Jesús que viene: los sacramentos, la liturgia y la oración.
Este tiempo de Adviento es precisamente un regalo del Señor, por medio de la Iglesia para prepararnos bien a la Navidad, pero no solamente para esta importante solemnidad, sino para todas las venidas del Señor. El Señor siempre viene en los acontecimientos de nuestras vidas, sepamos estar atentos y preparados a los signos de los tiempos, por los que Dios nos habla.
Buen domingo y buen Adviento
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