Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
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En
las lecturas que escucharemos el próximo domingo (Jeremías 23, 1-6; Mc 6,
30-34), nos aparece con fuerza el tema de los pastores, por una parte el
profeta nos habla de aquellos malos pastores que han dañado al rebaño, y por su
parte Jesús se preocupa del pueblo que estaban como ovejas sin pastor, él mismo
se presenta en el texto del evangelio como Buen Pastor, que se preocupa de
ellos, enseñándoles las palabras de salvación.
La
lectura de estos textos, con las imágenes simbólicas del Pastor y de las
ovejas, nos hacen reflexionar sobre la vida y el ministerio de quienes estamos
llamados al pastoreo en la Iglesia. Especialmente en estos tiempos en que, por
motivos conocidos, la sospecha y el menosprecio ha caído sobre el ministerio
pastoral sacerdotal. Sin embargo, y a pesar de esto, la necesidad de pastores y
siguiendo al profeta Jeremías debemos agregar: buenos pastores, en la comunidad
de la Iglesia es evidente. El desafío es grande, no sólo por las actuales
circunstancias, sino porque de suyo es un tema vital en cada una de nuestras
parroquias y diócesis. Necesita, por tanto, una profunda revisión en sus formas
y actualizar en lo que sea pertinente, tanto en la formación, como en el
desarrollo del ministerio de los pastores de la Iglesia. Por de pronto, es
importante en esta hora de la Iglesia y de a sociedad, orar por el aumento de
las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa y para que estas sean fieles a
Jesús, a la Iglesia y a los tiempos que estamos viviendo. Buen domingo.
Muy de acuerdo con esta reflexión, la fidelidad es un tema q cruza todo el antiguo testamento y en la nueva alianza hecha en cristo se renueva de manera potente, no solo para los sacerdotes y consagrados si no también para los laicos comprometidos en la construcción del reino, ellos también deben ser fieles al bautismo al cual fueron consagrado, lo que implica estar comprometido fuertemente con la iglesia y caminar junto a los sacerdotes y consagrados realizando las correcciones fraternas que se requieran hacer, para que eso ocurra se necesitan pastores humildes y no dueños de verdades ni de templos, que sean siervos inútiles al servicio de la palabra y de sus semejantes
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