Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?".
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?".
Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.
Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios".
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En
los últimos domingos hemos leído en forma continuada el texto del evangelio de
san Juan en su capítulo sexto, el así llamado discurso del Pan de Vida
pronunciado por Jesús. Al término de este y producto de sus exigencias, muchos
empezaron a murmurar en contra de Jesús. El Señor es enfático al decir que las
palabras que ha dicho son Espíritu y Vida. Seguir a Jesús es siempre un camino
de felicidad, pero también de exigencias. Muchos entonces se alejaron de Él y
dejaron de acompañarlo.
Ante
la pregunta de Jesús a sus más cercanos, los doce apóstoles, de que si también
ellos pensaban en dejarlo, Pedro le responde: “¿a quién iremos?, tú tienes
palabras de Vida eterna y nosotros hemos creído”. Es cierto que el seguimiento
de Jesús en la Iglesia, se puede poner difícil y desafiante, y las exigencias
pueden parecer muchas, pero por sobretodo debe primar el amor a Dios y el
seguimiento. Hay quienes quisieran que la fe cristiana fuese una religión light
pos-moderna, quitándole su dimensión de exigencias, de manera de ser como se
dice “católicos a su manera” y no a la manera del evangelio.
Que
también nosotros respondamos como aquel que fue llamado por el mismo Cristo a
ser guía de la Iglesia, Pedro: Tú eres el Santo de Dios, y nos das palabras de
Vida eterna, y podamos seguirle con fidelidad. Buen domingo
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