En tiempos como los que vivimos, no siempre se hace fácil
evidenciar nuestra fe. Producto del descrédito de la institución eclesial, de
la indiferencia generalizada, el individualismo fruto del sistema económico, la
secularización de nuestra sociedad occidental. La fe parece no ocupar un
espacio relevante en la vida cotidiana. Sin embargo, la sed de trascendencia,
de lo espiritual del ser humano se abre camino con nuevas expresiones.
El ser humano quiere ser feliz y comprendido, no queremos más
abusos, ni engaños, no más violencia, ni muerte. Nosotros como seguidores de
Jesús, debemos mirar el mundo con la mirada de Jesús, una mirada contemplativa:
capaz de reconocer y valorar el gran regalo de la vida que se nos da, como un
don y como una tarea.
Jesús no se quedaba sólo en el templo, sino que caminaba por las
ciudades y pueblos anunciando que la vida tiene sentido en Dios, san Pablo
dirá: “Si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a
causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia” (Rom 8,8). Jesús ha
venido a darnos la vida en plenitud, por esto le dice a las hermanas de Lázaro
(su amigo que había fallecido): “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree
en mi, no morirá jamás. ¿Crees esto?”. A pocos días de celebrar una nueva
Semana Santa, volvemos a estar invitados por el Señor, a profesar nuestra fe en
Él, que s la Resurrección y la Vida: ¿crees esto?.
"Creo Señor, !pero ayuda mi poca fe!" Marcos 9, 24
ResponderEliminar