sábado, 8 de mayo de 2021

El Amor de Dios




 + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 9-17

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:

Como el Padre me amó, también Yo los he amado a ustedes. 

Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como Yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.

Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como Yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando.

Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino Yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.

Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, Él se los concederá.

Lo que Yo les mando es que se amen los unos a los otros.

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El evangelio de este domingo, sexto del tiempo pascual, continúa el discurso de Jesús a sus discípulos del domingo anterior, que nos hablaba de la permanencia en el Señor. El evangelio de hoy específica lo más importante de este estar con el Señor: el Amor. Dice Jesús a sus discípulos: “permanezcan en mi amor”. Este será el signo distintivo de los discípulos y discípulas del Señor, el amarse unos a otros como Él nos ha amado.


En qué consiste este amor de Dios al que Jesús hace referencia en su discurso a sus discípulos. Es el mismo Jesús que lo aclara en el texto de este domingo. el amor que Jesús proclama es el mismo amor del Padre Dios: “como el Padre me amó, también los he amado a ustedes”. Tanto ha amado Dios al mundo que ha entregado a su Hijo para su salvación. Dios nos ha amado primero, la iniciativa es siempre de Dios, en su creación y en su redención. Contemplemos con estupor el sentirnos amados por Dios, gratuitamente y sin merecimientos de parte nuestra.


Lo segundo que dice Jesús, es en relación a los mandamientos: “si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor”. El amor cristiano, no es sentimentalismo o un amor sin fuerzas, es un amor exigente y que nace de convicciones profundas, el cumplimiento de los mandamientos son importantes en el seguimiento de Jesús.


Lo tercero que señala Jesús, es su mandamiento a todos quienes nos consideramos cristianos: “Ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”, este es el mandamiento que Jesús nos dejó y que debemos cumplir, pero no es cualquier amor, sino que un amor al estilo de Jesús, reflejo del amor del Padre.

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