Evangelio según San Juan 1,1-18.
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La Iglesia celebra este domingo la Solemnidad de la Epifanía del Señor, que significa la manifestación de Dios, es decir del Hijo de Dios que se presenta como rey de Israel, a través de la presencia de los sabios de oriente. Sin embargo el texto del evangelio de Mateo, nos muestra a Cristo en contraposición de Herodes, es decir del que representa al poder mundano.
Los magos que llegan siguiendo la estrella de oriente preguntan, inocentemente por el rey que acaba de nacer, sin imaginar el revuelo que esta pregunta suscitaría en Jerusalén y en el rey Herodes. En su desconcierto éste manda preguntar donde debía nacer el Mesías: la respuesta basada en el profeta Miqueas es que la ciudad es Belén, la ciudad del Pan, un pequeño poblado de Judea, cercano a Jerusalén. Es en esta ciudad donde debe nacer el que será pastor de Israel.
Esta realeza mesianica de Jesús, sin embargo atemoriza y causa miedo y desconcierto a Herodes y muchos en Jerusalén, y el motivo de este temor es por el poder que ellos tienen, y que quieren a toda costa defender, por eso creen que la venida del Hijo de Dios, pone en peligro su poder. La respuesta a esos temores es a no tener miedo, sino que más bien abrir las puertas a Cristo, para quien abre su vida a la Palabra de Cristo, no existe temor alguno.
Dos comportamientos delatan a Herodes, en su actitud de querer defender su poder y sus propios intereses: uno el llamar a los magos en secreto, el actuar a escondidas, en las sombras, es la forma de quien vive en la hipocresía, en la mentira, en las tinieblas, de quien no busca la verdad, que no se abre a Cristo, ni a su Palabra. Por otra parte el hecho de pedir información exacta sobre el niño, esta voluntad maníaca de saber todo, de tener bajo control todo de Herodes, no es la actitud del creyente que se deja guiar, como los magos, por la estrella. El verdadero creyente es el que se abre a la adoración y a la escucha de la Palabra de Dios hecha hombre.
Dos verbos que aparecen en nuestro texto, nos sirven para nuestra oración: el ver y el adorar. Los magos, imagen de los creyentes sinceros, son aquellos que viendo la estrella, se dejan conducir por su luz hasta ver al Hijo de Dios, el rey esperado; y viéndolo se postran ante para hacer adoración.
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FELIZ AÑO NUEVO 2011 a todos nuestros lectores en América Latina, España y todo el mundo, que Dios los colme de bendiciones en este nuevo año.
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