jueves, 17 de febrero de 2011

La no-violencia activa de Jesús


Evangelio según San Mateo 5,38-48.

Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.

Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?.

Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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El evangelio dominical es continuación del discurso que Jesús viene haciendo desde hace varios domingos: “el sermón del monte”. Hemos dicho que Jesús deja claro que no viene a cambiar la Ley de Moisés, sino que a darle cumplimiento, la interpretación que hace de la Ley, no es una antitesis de la misma, sino que la lee desde una luz nueva, la expresión usada: “ustedes ha oído…pero yo les digo” hace referencia precisamente a eso, al perfeccionamiento que el evangelio trae a la Ley antigua y a la vida del creyente.


Este domingo en particular habla de las relaciones humanas, en dos nuevas amonestaciones de parte del Señor: una que hace alusión a la superación de la Ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente…” y la otra sobre el amor a los enemigos. Profundicemos en cada una de ellas y en cómo nos ayuda en nuestra vida de todos los días.


La así llamada Ley del Talión, era una antigua legislación de los pueblos de medio oriente, que Israel había asumido como propia, y que vista desde su contexto histórico no es tan terrible como parece, ya que quiere evitar la venganza desproporcionada, establece, por lo tanto, un cierto tipo de justicia, cobrar exactamente según el daño cometido, ni más, ni menos. Ese era el sentido de la Ley del Talión. Sin embargo Jesús pide a sus discípulos dar un paso más: nos invita a no ceder ante la venganza, aunque sea proporcionada, menos al odio. Pero no el sentido de la resignación, ni de dejarse pisotear, sino que en una verdadera “no-violencia activa”. No resistir al malvado, aceptando su humillación pacientemente, significar resistir a la maldad, valientemente. Es una forma de desenmascarar la misma maldad, ejemplos de este tipo tenemos en: Gandhi, Luther King, Monseñor Romero.


El tema del amor a los enemigos, a los que nos hacen el mal, es un tema todavía hoy candente, aunque el Antiguo testamento no lo dice, se ve que la práctica religiosa de la época era de “amar al amigo y odiar al enemigo”, y esto sucede también hoy cuando condenamos y estigmatizamos a ciertos grupos de la sociedad como “malos”, sin reparar en las causas, en el grado de responsabilidad nuestra, y por otra parte la propia maldad que existe en nosotros mismos. Pidamos para que el Señor nos conceda su Gracia de perseverar siempre por el camino se su amor.

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