Este
domingo coincide con la Fiesta de la Virgen de la Candelaria, que en nuestros pueblos tiene mucha fuerza y devoción. Es por esto que los textos
que se leen este domingo son los correspondientes a la Presentación del Señor.
Entonces, ¿qué celebramos: la Virgen de la Candelaria o la Presentación del
Señor?. Ambos acontecimientos celebramos. La Fiesta litúrgica es la de la Presentación,
pero que está además relacionado con la bella advocación a la Madre de Jesús,
como la Candelaria. Para entender de mejor manera esto, centrémonos en el texto
del evangelio de Lucas, propuesto para esta festividad: Lc 2, 22-40.
En
este pasaje se relata como María y José van a Jerusalén a presentar al niño
Jesús, y a cumplir con los ritos de purificación prescritos por la Ley de
Moisés. Ellos llevaron un par de tórtolas que eran una de las ofrendas
propuestas por la Ley, y que era llevada por los más pobres, por ser de menor
costo. Es así como vemos un cumplimiento que hacen los padres de Jesús, desde
su condición humilde.
Dos
personajes aparecen en esta visita que hacen a Jerusalén. Simeón un hombre
mayor que había recibido la promesa de Dios, que no moriría sin ver antes al
Mesías de Dios. Al ver a María con el niño en brazos exclamará: “mis ojos han visto la salvación…luz para
iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Por eso la luz es
uno de los signos importantes de esta fiesta, hoy se traducen en velas, candelas.
Por eso María es la Virgen de la Candelaria, porque porta en sus brazos a Aquel
que es la luz para el mundo. El otro personaje que aparece en el evangelio de
hoy es una anciana de nombre Ana, que servía a Dios día y noche en el Templo.
Ella al ver a Jesús dio gloria a Dios y hablaba a todos de él. Representa ella
a los postergados de todos los tiempos que esperan al Dios liberador, contra
toda esperanza.
Termina
el texto del evangelio diciendo que Jesús crecía y se fortalecía, lleno de
sabiduría y de Gracia de Dios. Dejemos crecer este año en nosotros a Jesús,
para que nos regale su sabiduría, y con Él nos llenemos de su Gracia.
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