Se nos presenta una de las lecturas más
conocidas y comentadas del evangelio: el buen samaritano (Lc 10,25-37). Sin
embargo su actualidad y vigencia nos hace descubrir siempre cosas nuevas, por
su gran riqueza espiritual.
Un maestro de la ley pregunta
sobre lo que hay que “hacer” para alcanzar la vida eterna: la primera sorpresa
es que Jesús, no dice que hay que hacer algo, no es el hacer lo primordial,
sino que más bien lo remite a la Ley, a lo que está escrito, a la Palabra de
Dios: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo,
esto es lo primero y lo más importante, no sólo saber lo que dice la Palabra de
Dios, sino que profundizarlo en nuestro corazón, Jesús le pregunta por lo que
está escrito, y como lo lee, es decir como hace propio aquello que está
escrito, el leer la Palabra de Dios debe significar un verdadero encuentro con
Él que nos lleva al actuar, tanto es así que Jesús le dice que haciendo esto
tendrá la vida eterna.Pero esto no significa que no sea importante el hacer, por el contrario, la “parábola del Buen Samaritano”, nos va a indicar el camino de la misericordia. Dios es Misericordia, esta es su característica principal (que en este año la Iglesia quiere resaltar). Pero la Misericordia no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Dios revela su Amor.
¿Quién es mi prójimo? -pregunta el maestro de la ley- y Jesús comienza con el relato del buen samaritano. Que cuenta la historia de un hombre que baja desde Jerusalén, es un hombre cualquiera, no especifica nada más, el amor al prójimo no tiene barreras de ningún tipo, toda persona es mi prójimo. El sacerdote y el levita van muy apresurados para poder ejercer la misericordia con su prójimo. En cambio, cuando relata las acciones del samaritano las detalla minuciosamente: tuvo compasión, se acercó, le curó las heridas, le puso vendas, lo subió a su cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Todavía al día siguiente procuró por su futuro. Las acciones de la caridad son muchas y el evangelio nos quiere dejar claro esto, nos muestra con que cariño el samaritano se hace prójimo del que está en necesidad.
Por segunda vez es Jesús quien pregunta: ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?, el que tuvo misericordia, el samaritano y Jesús nos vuelve a decir a nosotros hoy: "Ve, y haz tú lo mismo". La Iglesia tiene la misión de anunciar la Misericordia de Dios.
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