El camino de Jesús es tan distinto a la propuesta del mundo que busca la grandeza,
lo importante, lo espectacular, y sin embargo el camino de la humildad, de la
mansedumbre, de la paz es el que nos propone Dios desde los textos sagrados.
Este domingo en la liturgia el profeta Zacarías (9, 9-10) nos
recuerda que el rey esperado vendrá montado en un asno, como signo de humildad
y en contraposición a los caballos de guerra en quienes confiaban los
habitantes de Jerusalén. Esto es motivo de alegría y júbilo, para el profeta,
porque es un rey de paz y no de guerra, y este rey dominará hasta los confines
de la tierra.
Jesús es el rey de paz que entra a la ciudad santa, es el rey
humilde y de paz que alaba a su Padre del Cielo, porque revela a los pequeños y
humildes su mensaje. Por eso este rey de
humildad y pacífico puede ofrecer a los agobiados y afligidos el consuelo “porque
soy paciente y humilde de corazón” (Mt 11,28).
Hay que tener –como dice san Pablo- el Espíritu de Cristo para ser
como Cristo, animados por el Espíritu podemos tener la vida en nosotros (Rm
8,11-13). Este mismo Espíritu nos ayuda para llevar el yugo y la carga de la
vida y que con Cristo podemos afrontar.
Muy lindo lo expuesto.
ResponderEliminarDios siempre estará con uno, es uno el que se aleja del Padre
Gracias Padre Carlos
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