Volver a lo esencial

Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa. Una semana santa no celebraremos en nuestras parroquias y capillas, sino desde la intimidad de nuestros hogares, con transmisiones por TV, radio y redes sociales. Del Papa, y también locales. No estamos separados, ni aislados, estamos más unidos que nunca y queremos dar testimonio de nuestra fe de una forma distinta. Pueda ser que esta crisis sanitaria, nos ayude a los cristianos a entender más el núcleo de nuestra fe, que no son los moldes y las formas externas, que aunque ayudan,  lo esencial, sino la fe y el permanecer como discípulos del Señor. Jesús entrega su vida para darnos la Vida eterna, la salvación. Pero también entra en conflicto con las autoridades religiosas de la época, precisamente porque relativiza las formas religiosas que su época: el Templo, el sábado, etc.

Este Domingo es la bendición de Ramos, tan tradicional en nuestra Semana Santa, es un signo de la alabanza que se le hace a Jesús, en él queremos reconocer una vez más a Jesús como nuestro Rey y Señor, no es un ramo con “poderes” con fines supersticiosos. Es un sigo de nuestra fe y adhesión a la persona de Jesús.

Es también este domingo, el domingo de la Pasión del Señor, porque se lee el texto evangélico donde se recuerda el proceso y muerte de Jesucristo. Este año corresponde al evangelista Mateo (Mt 27,11-54). Nos muestra un Jesús entregado a la voluntad de su Padre Dios, él entrega su vida, para la salvación de muchos. Jesús, como nos recuerda san Pablo en la carta a los filipenses (Flp 2,6-11), comparte la suerte de los más débiles y despreciados de la historia, se abaja, se anonada para vivir su identidad de Siervo, en medio del Pueblo al que busca rescatar.

El Dios de Jesús, no es un Dios triunfalista como lo esperaban también sus contemporáneos, sino que hace un camino hacia el ser humano, se acerca al hombre y asume sus dolores y pecados y los redime en la cruz, para que tengamos Vida. No debemos tener miedo, hay que hacer todo lo que depende de nosotros y encomendarnos a Dios. Vivamos una Semana Santa llenos de alegría y de esperanza en el Resucitado.