Coincide
en este domingo la Fiesta de san Pedro y de san Pablo, dos de los primeros
apóstoles de Jesús. Que trabajaron por el crecimiento y la consolidación de la
Iglesia naciente. Las lecturas de este domingo nos presentan a estos dos
hombres de fe guiados por el Espíritu. Pedro es liberado de la prisión guiado
por el ángel del Señor. (Hch 12, 1-11). El apóstol es aquel que se deja
conducir por el Señor, y que es liberado de todas sus opresiones.
El
texto de la segunda lectura de hoy es un extracto de la segunda carta a Timoteo (2Tim 4,6-8.17-18),
donde san Pablo agradece a Dios porque siempre ha estado a su lado en las
distintas circunstancias de su vida: “el Señor siempre estuvo a mi lado,
dándome sus fuerzas”. El apóstol es aquel que confía su vida y su misión en el
Señor, que actúa a través de él. Ha participado en la noble carrera de la evangelización, ha llegado al final de esa carrera, y por sobre todo ha conservado la fe.
En
el texto del evangelio (Mt 16, 13-19), Pedro responde ante la pregunta de Jesús
de quien es él: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Esta respuesta de
fe de Pedro, que viene de Dios mismo “no te lo ha revelado ni la carne, ni la
sangre”, hace que el Señor, le responda con una bienaventuranza . Las palabras de Jesús son muy precisas, la Iglesia
no es de Pedro, sino de Jesús (“edificaré mi Iglesia”). Pedro profesa la fe en el Hijo del Dios vivo, que es la roca-fundamento
donde Jesús quiere cimentar la comunidad de su Iglesia, Pedro es el modelo de discípulo que representa a toda la Iglesia.
Al
celebrar en este día a estos santos, columnas de la Iglesia, recordamos al Papa
Francisco que es hoy el sucesor de san Pedro y que nos invita a volver a la
alegría de evangelio. Buen domingo.
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