Hoy
es el cuarto domingo del Tiempo de Pascua, y tradicionalmente la Iglesia ha
destinado este domingo para celebrar el día del Buen Pastor y la jornada de
oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Las lecturas de la
liturgia dominical nos centran precisamente en la figura de Jesús Buen Pastor,
quien tiene una verdadera relación pastoral con sus ovejas (Jn 10, 27-30): “Yo
las conozco y ellas me siguen”. El Señor es nuestro Pastor que nos conduce
hacia los manantiales de agua viva (Ap 7,17).
Por
eso que cuando en la Iglesia, pedimos por los pastores y por las vocaciones,
debemos tener los ojos fijos en Jesús, para que el Señor regale vocaciones y
pastores según su corazón. La primera lectura del domingo (Hechos 13,14.43-52),
nos relata las vicisitudes de los apostoles Pablo y Bernabé, en el anuncio del
evangelio a las comunidades, para que tengan Vida Eterna, ellos están llenos de
alegría y del Espíritu Santo, a pesar de las persecuciones.
En
la grave crisis de confianza que sufre nuestro país, los pastores de las
Iglesias no hemos quedado exentos del desprestigio y la pérdida de
significación en la sociedad, más que lamentarnos siento que es una oportunidad
para empezar a construir desde Jesús, desde la sencillez y de lo pequeño. Desde
las relaciones pastorales y fraternas, del compartir las alegrias y las penas
de las personas. En la medida que los pastores nos mostremos más cercanos, como
Jesús, también irán brotando nuevas vocaciones al estilo del Buen Pastor, pastores
como ha dicho el Papa Francisco con “olor a oveja”.
Buen domingo.
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