Cada vez se hace más difícil para muchos hermanos y hermanas en la
fe, el poder vivir su fe y llevar una vida coherente con las enseñanzas de
Cristo. Para muchos fieles de nuestras comunidades, parroquias y movimientos de
Iglesia, se les hace pesado escuchar las criticas y reparos que muchas veces
reciben por las culpas y delitos de otros. Son un signo de esperanza esos
fieles, que sin embargo, al comenzar este mes de marzo vuelven a las
parroquias, como catequistas, animadores de comunidades, visitadores de
enfermos y del 1% (aporte económico), y tantos otros que se dedican a la
enseñanza de la fe en los establecimientos educacionales de nuestra región.
Gracias por su perseverancia y amor a Cristo y a su Iglesia.
La Palabra de Dios, por medio del apóstol san Pablo nos alerta
diciendo: ”ya les advertí y ahora se los repito llorando: hay muchos que se
portan como enemigos de la cruz de Cristo”, pero también anima: “En cambio
nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos que venga de allí, nuestro
Salvador Jesucristo” y finalmente “perseveren firmemente en el Señor” (Fil 3,
17-4,1).
Este domingo se leerá en nuestras
liturgias el episodio de la Transfiguración de Jesús (Lc 9, 28-36). El
Señor cambia de aspecto frente a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y
Juan. Junto a Jesús, aparecen Moisés y Elías, que representan la Ley y la
profecía. Como Pedro y sus compañeros, también hoy queremos contemplar a Jesús,
para que al contemplarlo pueda renovar y transformar a su Iglesia, con la
justicia y la profecía que tanto necesita.
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