viernes, 12 de junio de 2020

Eucaristía en tiempos de Pandemia





Este domingo la Iglesia celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, conocida también como “Corpus Christi”. Es una festividad que se celebra después de Pentecostés y de la Santísima Trinidad. Nos recuerda la importancia de la presencia real y verdadera de Jesucristo en el Pan y el Vino consagrados en la Santa Misa o Eucaristía. El mismo Jesús dirá a sus discípulos: “quien come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida Eterna” (Jn 6,54). Al comulgar nos hacemos parte del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, ya lo repetía san Pablo a las primeras comunidades cristianas: ”El Pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?” (1Cor 10,16).

 

Hoy estamos viviendo un tiempo de Pandemia, que se ha ido agravando en las últimas semanas Esto ha afectado la vida de miles de personas, muchos han fallecidos, otros sufren las consecuencias de la crisis económica originada por las medidas sanitarias. También el ritmo de la vida comunitaria de nuestras comunidades cristianas se han visto afectadas en algo que es fundamental en nuestra experiencia cristiana, el encuentro presencial con los hermanos(as) de la comunidad. Especialmente en la Celebración comunitaria de la Eucaristía.

 

Podemos indicar entonces tres elementos importantes sobre la Eucaristía en estos tiempos: El valor salvífico que tiene el Sacramento de la Eucaristía en sí mismo, es importante decir que la Misa se sigue celebrando por el Pueblo de Dios, aunque sea el sacerdote solo; Lo segundo es la dimensión comunitaria de la Celebración Eucarística, que es la que probablemente más resienten las comunidades; y la tercera dimensión, es la del hecho mismo de comulgar: El derecho canónico, plantea que por lo menos una vez al año se debe comulgar, seguramente para aquellos que están más habituados esto puede parecer muy mínimo. La comunión espiritual que se hace en la celebraciones virtuales, televisivas y radiales, pueden ayudar en este sentido. La comunión se da en el contexto de la Celebración de la Misa, aunque existe la comunión destinada a los enfermos y a quienes se ven impedidos a asistir a las parroquias.

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