viernes, 31 de julio de 2020

Ver, compadecerse y sanar


                                                              

La promesa de Dios, hecha por boca del Profeta Isaías (Is 55, 1-3), da fortaleza al Pueblo de Dios que retornaba de un período de crisis y que se había prolongado por mucho tiempo. “¡Atención, sedientos!, vengan por agua, también los que no tienen dinero. Vengan, compren trigo, coman sin pagar, vino y leche”. Es una promesa que aunque dicha en un tiempo determinado de la historia, es siempre vigente ante las necesidades apremiantes de los seres humanos, que a pesar de los muchos avances que ha tenido la humanidad, aún existen quienes no logran tener lo básico para su subsistencia.

 

El evangelio de la liturgia de este domingo (Mt 14, 13-21), nos ayuda a comprender como debe ser nuestro actuar, como cristianos, frente a la situación de sufrimiento y necesidad que muchos sufren hoy. El escenario es el siguiente Jesús desembarca junto a sus discípulos, y se encuentra con una gran multitud que lo espera, para escuchar su Palabra, y que le llevan sus enfermos. ¿Cuál es la reacción de Jesús?. El testimonio del evangelista lo expresa así: “al ver a la multitud, se compadeció y sanó a los enfermos”. Ver, compadecerse y sanar. Jesús primero ve, no como un mero espectador que ve una realidad desde lejos, sino que ve con los ojos de Dios y su Sagrado Corazón se estremece ante el dolor de su Pueblo, y se compadece, es decir, comparte el padecer de su gente. No es indiferente, sino que se hace parte de este dolor y su Corazón lo mueve a sanar a los enfermos, es una compasión activa.

 

Pero Jesús quiere que sus discípulos, de ayer y de hoy, también tengan los mismos sentimientos que hubo en él. Que veamos, nos compadezcamos y sanemos. Cuando los discípulos le van a decir que envié a la gente a los poblados para que busquen que comer, Jesús les replica: ”no hace falta que vayan; denle ustedes que comer”. Y ante las excusas que colocan, el Señor multiplica lo poco que tenían, cinco panes y dos pescados, de manera que alcanzó para todos. Jesús nos invita también hoy a que desde lo poco que tenemos, podamos con su ayuda, multiplicar también los panes a través de tantas iniciativas que se desarrollan en nuestras parroquias, sedes deportivas y sociales, que van en ayuda de aquellos que más lo necesitan.


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