domingo, 14 de marzo de 2021

Tanto amó Dios al mundo



EVANGELIO

Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por Él.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 14-21

Dijo Jesús:

De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.

En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.

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Se acerca cada vez más la semana Santa, en que recordamos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Una Semana Santa, que con toda probabilidad nos tocará con Cuarentena total, en toda nuestra región. Sin embargo esto no significa que no celebremos estos Misterios de Salvación. Con mayor razón debemos estar ciertos de la presencia de Dios en nuestras vidas y en nuestras comunidades cristianas.

En este cuarto domingo de cuaresma el evangelio propuesto por la liturgia (Jn 3,14-21) nos recuerda el discurso de Jesús, en que hace alusión al texto en el cual Moisés alza la serpiente de bronce para salvar al pueblo atacado por las serpientes del desierto. De la misma forma Jesús será alzado en la cruz para la salvación de la humanidad, por el amor gratuito de Dios hacia nosotros. El simbolismo del Antiguo Testamento, se hace realidad en Jesús en el Nuevo Testamento.

Efectivamente el texto dominical, afirma que tanto ha amado Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el crea tenga vida eterna. El amor del Dios de Jesucristo, no castiga, ni pone a prueba, sólo apela a nuestra libertad: creer en Él, como condición para obtener la vida eterna. La iniciativa de Dios es siempre por nuestra salvación, su pasión por la humanidad lo lleva a buscar al hombre para ofrecerle su perdón y su gracia.

Cristo es la luz de Dios Padre que ha venido para darnos salvación, y para que creyéramos en Él. El que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que sus obras queden de manifiesto y se sepa que se obra según Dios.

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